Gracias por ese sueño

Gracias por el beso de anoche, por ese supiro tan profundo. Éramos más chicos, tenías el pelo corto y las manos suaves.
Sacaban a Sarmiento del billete de cincuenta.
Me cuidabas y no nos importaba que el mundo siguiera o no girando...

Gracias por ese sueño

Minicosmos

cinetocoro está triste,
entre las paredes celulares de su alma
oye una melodía de organela...

Otra vez, para vos

Crecé y hacete
GRANDE.
Y después
desde arriba
pisalos a todos,

pero no te olvides
de guardarme en un bolsillo
lleno de golosinas
y besos.

Dejémoslos
criar cuervos,
algún día
se van a descubrir los ojos.

Para ser quién soy y no para decir quien pretendo ser

Hay quienes dicen ser
porque no son.
Se es siendo
y se aparenta ser
diciendo ser
porque en verdad
no se es.

Hay quienes roban rostros,
palabras,
proyectos:
fundamentos,
libros,
y contenidos.

Y así son,
hasta que alguien los ve.
Alguien que poco a poco
percibe,
se acerca,
investiga.
Descubre
y pretende descubrir.

- No, nada por hacer.
- Ajá, mirá vos.

Y sigue buscando
porque todo sigue cubierto
y sigue siendo
hasta que se encuentre el medio
la receta y
el equipo para luchar.

¿Una lucha silenciosa?
No,
callar alimenta el silencio.

Plaza

Esta poesía fue escrita hace ya mucho, mucho tiempo (2003). Y hoy vengo a sacarle las telas de araña y pasarle un poquito de lustramueble para compartirla en este espacio invisible de la red...


Duermen tranquilas, tristes
recordando el verano
en aquel invierno frío.

Empujadas por
los avances tecnológicos,
acompañadas de
la aparente madurez prematura.

La soledad, el autismo del parque.
Las hamacas
bailan con el viento.

Mis patas

Las patas
ni me las lavo
ni me las seco.

Se lavan solas con el agua que cae
y se secan mientras me visto
de la rodilla para arriba.

Mi año entre los muros de Azkaban

Hago catarsis
apenas
lo necesario
para sobrevivir

hasta que los barrotes
se rompan
o alguna vena
al fin
explote
y llegue la Libertad.

Silencio, distancia, dementores

Soledad